Muchos de los que -por fortuna- podemos gozar de un pequeño patio ajardinado, parcela o terreno, en alguna ocasión nos hemos planteado o nos planteamos la posibilidad de instalar en él un estanque. ¡Y mejor con plantas y peces!
Lo que en principio parece una pieza más para el disfrute de nuestro pequeño paraíso terrenal, se puede convertir en toda una odisea. Esto es por un planteamiento inicial inadecuado y un posterior mantenimiento incorrecto.
A continuación voy a exponeros 10 errores comunes que todo aquel que se inicia en este mundo suele cometer. Espero que a más de uno le sirva de ayuda y no caiga en lo mismo por lo que ya hemos pasado muchos:
- Un estanque se AUTOREGULA por lo que no necesita mantenimiento. NADA más lejos de la realidad. Un estanque natural sí puede autoregularse, pero uno construido por nosotros mismos, necesitará de nuestra atención de forma relativamente continuada (sobretodo, en función del tamaño y de la cantidad de fauna que lo habite).
- En un estanque de plantas no es necesario NINGÚN TIPO DE FILTRACIÓN, por lo tanto, no requiere ningún esfuerzo por nuestra parte. Aunque es cierto que las plantas típicas de los estanques son un buen medio de filtración, más cierto es aún, que para que el conjunto goce de buena salud, habrá que intervenir en ellas y en el mismo estanque (abonar, retirar las partes muertas, dividir y trasplantar, así como limpiar el fondo del estanque de los restos acumulados por el tiempo). En caso de no hacerlo, por dejar que la madre naturaleza se abra camino, nos encontraremos al poco tiempo con una ciénaga en vez del estanque de agua cristalina con el que habíamos soñado...
- El AGUA. Hay que renovarla a menudo, sobretodo si en el estanque pretendemos introducir peces de colores. Y que decir si queremos introducir kois... El renovar agua se convertirá en una obligación diaria. Y aunque tirar agua parece una medida poco ecologista en los tiempos en que vivimos, podemos usarla para el riego del resto del jardín, con lo que la medida acaba siendo todo lo contrario.
- El TAMAÑO NO IMPORTA. ¡Claro que importa, cuanto más grande mejor...! Aunque con este comentario a más de uno le habrá pasado por mente que hay otra cosa en la que también importa mucho el tamaño, ahora no procede... Conozco a más de uno -incluyéndome yo mismo- que su estanque, una vez acabado, ha terminado "...siendo chico". Se convierte en un rincón tan importante de nuestro jardín que lo deseamos más y más grande, con más plantas, y con más peces... Por lo tanto, a la hora de planificar la construcción de uno, hagámoslo todo lo grande que nuestro espacio y economía nos permita.
- CONSTRUCCIÓN A RAS DE SUELO. Da un toque más natural, pero el tiempo nos enseñará a anteponer la comodidad frente a la sensación de naturalidad. Como ya he mencionado en anteriores escritos de este mismo blog, un estanque a ras de suelo, tiene el inconveniente de que TODO va a parar al estanque. Es como un imán para la suciedad, con algo de viento, siempre tenemos el estanque lleno de hojas muertas, insectos y demás. Esto se evita en parte con un estanque sobreelevado.
- Un estanque construido A PLENO SOL es ideal para que la mayoría de las plantas puedan desarrollarse enteramente y deleitarnos con sus preciosas flores, pero esa exposición estropea el agua sensiblemente y aparece el alga verde, causante -como su nombre indica- del color que toma el agua y que hace desaparecer esa cristalinidad que tanto nos gusta. Lo ideal sería encontrar un equilibrio entre sol y sombra.
- COMPRAR LOS PECES antes de construir el estanque. Desgraciadamente, es un error demasiado frecuente. Con la muerte de algunos ejemplares por la falta de un habitat adecuado, nos vienen las prisas por construirles un espacio sin asesorarnos bien de las necesidades que requieren.
- NIVEL DE AGUA. A todos nos gusta que nuestro estanque tenga agua hasta el borde, pero si queremos que nuestros peces no salten fuera o los gatos se hagan un festín, es conveniente dejar un margen de unos 20-30cm.
- Un estanque requiere ATENCIÓN TODO EL AÑO. Si no estás dispuesto a ello, lo que en principio tiene que ser un gran deleite, puede convertirse en una odisea.
- Si vais a adoptar un perro, QUE NO LE GUSTE EL AGUA, o lo tendréis todo el día metido en el estanque comiéndose las plantas y persiguiendo los peces.